Impuestos, sacar a mil

Franco Brzovic

El carnaval de impuestos suma y sigue. Ya no son solo los anuncios de Trump sino de muchos países, quienes compiten para mostrar mejor tratamiento tributario, particularmente en épocas de revuelos económicos. Eso sí han dejado muy en claro que no es para beneficiar a los “ricos” sino para atraer inversión. Sin embargo y a pesar de la corriente mundial, Chile nada en contra.

En materia del impuesto a la empresa, según datos de la OCDE Chile se encuentra en la mitad de la tabla con 27% producto de alzas continuas de los dos últimos gobiernos. El candidato Sebastián Piñera, a través de su vocero económico, don Felipe Larraín, ha propuesto volver a la tasa del 25% o bien rebajarla a 24%, lo que nos haría bajar unos dos lugares de la tabla de la OCDE si los otros no materializan sus rebajas.

Los candidatos continuistas del actual régimen al parecer no han mostrado más cartas que la de ser también continuistas en estas materias. Algunos economistas de sus filas hasta han sugerido, entre otras medidas, aumentar el IVA, que como sabemos tiene sus características especiales. El efecto en las personas más modestas, regresividad, ha sido contrarrestado con el valor de los subsidios estatales, lo que quizás sea la justificación de su alza.

Como se puede apreciar, la tasa de las empresas es bastante alta si la comparamos con el 10% en los años 90 y 17% en los años siguientes. La pregunta obvia en estos casos es si existen estudios serios en cuanto a si la baja del impuesto de la empresa significa beneficios o perjuicios en el erario nacional. El subsecretario de Hacienda, señor Micco es de la opinión que sí lo afecta y citó de ejemplo a varios países europeos. Sin embargo, no ha tenido contraparte con buenos argumentos. Yo más bien me inclino por tasas bajas, porque además de incentivar la inversión y el crecimiento desalienta la evasión, valor este último que también hay que medirlo.

En las personas, si bien el actual gobierno rebajó la tasa marginal superior, esto es la que beneficia a las personas de mayores ingresos, ya hay voces en todos los ámbitos de que volverá nuevamente a 40%.

De las personas, más que la carga del Global Complementario y Único al Trabajo, hay otros datos que son importantes de analizar para mejores políticas públicas, como el que determina cuántos son los impuestos que soporta cada persona.

El economista William Diaz ha realizado un trabajo interesante sobre esta materia concluyendo que quien tiene ingresos por $ 600.000 mensuales, entre IVA e impuestos específicos, entrega al fisco el equivalente a 2,2 meses de trabajo, siendo el IVA nueve veces la suma de los otros tributos. Si el ingreso es de $ 1 millón la carga se incrementa a 2,4 meses al año, afectado ahora por el impuesto a la renta que ya empieza a pagar. Si gana $ 1,5 millón sube a 2,5 ingresos anuales, por $ 2 millones paga 2,6, por $ 3 millones 2,9 y si el ingreso es de $ 5 millones sube a 3,7 meses.

Vistos esos datos, no solo la carga tributaria es severa sino también la complejidad de sus leyes, lo que junto con discusiones permanentes sobre cambios crea incertidumbres que se han visto agravadas por las declaraciones del director del Departamento Impositivo de la OCDE, quien recientemente expresó que Chile debe incrementar su carga tributaria. Obviamente es un personaje importante pero absolutamente fuera del contexto mundial.

Así las cosas el panorama no se ve muy positivo. El plan del candidato Sebastián Piñera parece interesante, particularmente cuando se analizan sus tres ejes: restablecer el régimen de integración del sistema a la renta, esto es separar en el tiempo el pago de impuestos de las empresa con el de sus socios o accionistas; simplificar el sistema y reducir las arbitrariedades e incertidumbres que las reformas del actual gobierno introdujeron y fomentar el ahorro y la inversión de forma tal “que nuestro país vuelva a crecer”.

Sería interesante conocer con más detalle cuál es el programa de todos los candidatos, pues así nos permitirá comparar y ver realmente las verdaderas propuestas para que no existan sorpresas. Ya las ha habido y con pésimos resultados.